Me imaginaba que sería todo un desmadre de gente hasta arriba de cerveza, que el ambiente no sería adecuado, que los niños estarían fuera de lugar… ¡QUE EQUIVOCADA ESTABA!
Cada año, El Campello se convierte en el lugar donde las familias se reencuentran. Al final, lo realmente importante es compartir momentos y sonrisas con nuestros seres queridos.